Pan de "vigilante de postres"
La combinación de pan, queso y membrillo dan forma a una de las tapas y postres más típicos del país.
El quinceañera, nativo del Cáucaso Asiático, es uno de los árboles frutales más antiguos de la humanidad. Los griegos y los romanos lo llevaron al oeste y así aterrizaron en España. En la Antigüedad, se lo comieron con miel para endulzarla y los romanos comenzaron a utilizarla para hacer algunos licores, como el vino tinto u orujo.
El membrillo es una fruta natural que tiene poco azúcar y, gracias a la cantidad de pectinas que tiene, es fácil convertirla en jalea o mermelada, como solemos encontrarla.
Esta fruta ganó especial popularidad en el siglo XII, cuando la cocina sefardí – originaria de judíos de España, Portugal y la costa mediterránea africana – comenzó a introducirla en una variedad de platos. Hoy en día, el membrillo ya no entiende las culturas y se ha convertido en un alimento típico de platos de todo el mundo, como un compañero de alimentos dulces y salados. Galletas, pasteles o lo clásico: el "postre vigilante", una típica combinación argentina de queso y membrillo.
Nuestra propuesta
Cheese se ha convertido en el compañero perfecto del membrillo. La dulzura y el aroma de la fruta hacen que la combinación con cualquier queso forme la combinación perfecta. Este clásico maridaje otoñal es uno de los platos que han durado siglos y se mantienen.
El queso y el membrillo son una pareja que siempre tiene éxito. Son el postre o la tapa perfecta para cualquier evento.
Este plato suele ir acompañado de una base de pan tostado y crujiente que genera una sinfonía de diferentes y peculiares gustos y sensaciones. El maestro Juan Carlos Roche ha recreado esta combinación de sabores en una pieza única de pan, queso y membrillo.
Por: Juan Carlos Roche